La palabra ansiedad se utiliza para describir la respuesta mental y física que se produce ante situaciones de peligro. Se trata de una reacción normal que experimenta todo el mundo a veces (por ejemplo, antes de una prueba médica, al hablar en público, antes de una cita importante, etc). Puede proporcionar una ayuda adicional para escapar del peligro o dar una energía mayor para completar las tareas pendientes. Entendida como tal, es un mecanismo de defensa del organismo y por tanto no necesariamente negativa.
Por lo tanto, el objetivo no es suprimirla sino aprender a controlarla. Se trata de vivir con menos ansiedad y no de vivir sin ansiedad.
La ansiedad se convierte en un problema cuando los síntomas son graves y desagradables, si duran mucho tiempo y ocurren con demasiada frecuencia, si aparecen ante situaciones que realmente no deberían ser estresantes o si nos impiden hacer lo que queremos hacer.

La ansiedad entonces se convierte en un monstruo que vive y se alimenta de nuestra adrenalina.
Cuando algo nos avisa de que hay un peligro, como cuando bajamos por una escalera mucho más empinada de lo que esperábamos, realizamos una descarga automática de adrenalina y el monstruo de la adrenalina que estaba dormido se despierta y hace que de forma automática nos agarremos a la barandilla y así nos ayuda a no caernos.
Lee el resto de esta entrada »